domingo, 19 de julio de 2015

El año de la misericordia

Hace dos años, la lluvia, o mejor dicho,la no lluvia, impidió que se viviera el hito del Vía Crucis extraordinario promovido por el Arzobispado para celebrar en Año de la Fe. Después de tenerlo todo preparado, nos quedamos con los pasos puestos, con el acto litúrgico de la Catedral y sin la procesión que dejara escrito aquel domingo de cuaresma en los anales de la Historia.

El 2013 sin embargo inauguró en Andalucía un espíritu de procesiones magnas que aún pervive. Las diócesis y los consejos locales, en algunos casos con apoyo institucional, se lanzaron a organizar eventos de amplia repercusión que también resultan beneficiosos para las ciudades.Córdoba es la capital que se lleva la palma con la procesión de hace dos años y con la «Regina Mater» de hace unas semanas.  En breve, el 11 de octubre, nos espera Écija con una procesión conmemorativa del IV Centenario del Voto Concepcionista que se espera grandiosa.

Ahora llega el Año de la Misericordia en esa suerte de pequeños jubileos que organiza cada vez con más frecuencia la Santa Sede. ¿Y en el Año de la Misericordia qué hacemos? Esa es la pregunta. Porque después de habernos quedado un poco con la miel en los labios en 2013, esta sería una buena oportunidad para enseñar la vitalidad de la Iglesia de Sevilla y de las cofradías. Cuando se celebró en 1999 el Congreso Internacional de Hermandades y se coronó a La Estrella, la imagen de una Avenida de la Constitución apelmazada de público impactó a todos los asistentes extranjeros, sobre todo a ese Cardenal que al llegar a Roma hablo de la «mayor manifestación de fe» que había presenciado en su vida.

En verano, con el descanso, la imaginación se activa. Ya por la orilla izquierda, es decir por Triana se está rumiando la posibilidad de un Vía Crucis con los cristos del barrio. Son solo ideas. Sin embargo «la gran idea» tendría que ser más ambiciosa y estar a la altura de aquello que no se pudo celebrar. Santa Cruz, la hermandad del Cristo de la Misericordia ya está trabajando en su celebración. Ahora la pelota está en otros tejados. A ver si cae o a ver si rebota.

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