CABILDO EXTRAORDINARIO
El camino más corto a las Tres Mil
No fueron portada de Interviú nitrending topic nacional, pero alguien debería contar su historia. Jóvenes nazarenos en la tarde de un Martes Santo lluvioso, túnica y esparto prestados, sandalias regaladas y papeleta mojada. No salía la cofradía del viejo templo de la calle Feria y había que volver a casa. Lo hicieron por el camino más corto, como mandan las reglas. Alguien debería contar que aquellos nazarenos de negro lema jesuita en el pecho vivían en las Tres Mil Viviendas. Y que el camino de regreso, como el de esos otros trescientos y pico espartanos de negro, los convirtió en una postal del siglo XXI donde, Arenas en el recuerdo, no había barrio de Santa Cruz, pero sí una ronda del Tamarguillo por donde pasaron, itinerario de locos, dos nazarenos con el escudo de a Dios por María en el pecho… y por Alcampo, que así se recorta y se llega antes a casa. Aunque hicieron la mejor estación, no recibieron medalla conmemorativa, ni concedieron entrevistas a programas cofrades, ni la foto de sus pies cansados se convirtió en estúpido viral de redes sociales con miles de visitas desde todos los países del mundo. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo, si pierde su alma? decía el origen del negro de su túnica.
Su hermandad no acapara los informativos de las emisoras afines, pero alguien debería contar que desde hace tiempo atiende a desahuciadossin necesidad de megáfonos, que sabe de morosidad, propia y ajena, que sabe de impagos de luz sin falsos gurús que hablen de tarifas y tasas; que proporciona desayunos, almuerzos y cenas donde algunos no se hacen fotos, y que se preocupa por la educación y la diversión de esos niños que son el futuro,padre Trenas de calle indiscutible. Y que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda, que las dos son manos, siempre necesarias.
El San Juan de los Javieres / C. L. HALDÓN
En tiempos de polémicas, de juicios mediáticos cofrades y de estérilesdiscusiones sobre el sentido de las imágenes por aquellos que viven de la suya, la hermandad ha sido noticia este verano. Según se ha difundido en varios medios, lo que gusta un fotomontaje en la era de instagram, la hermandad de los Javieres proyecta colocar en su paso de palio una imagen de San Juanque posee desde hace años. A falta de un cabildo de hermanos que apruebe definitivamente el proyecto, es muy posible que el próximo año la Semana Santa de Sevilla cuente con una nueva imagen secundaria. No cualquier imagen, ya que es un talla de incierto origen (como ocurre en tantas otras corporaciones) atribuida con fundamento a José Montes de Oca, el escultor del siglo XVIII que mantuvo, según la crítica neoclásica, las mejores formas del primer Barroco sevillano. Sería, por tanto, una incorporación de gran calidad, la primera imagen con siglos de historia que se «repesca» por las cofradías sevillanas en muchas décadas, y toda una llamada de atención a la búsqueda de la calidad y la excelencia, de la conservación del pasado mirando al futuro.
Alguien debería contar que podría ser una recuperación que motivara a otras corporaciones a mirar a su historia, a descubrir ese patrimonio olvidado de Sevilla, a primar la calidad de siglos de historia como norma de identidad de una ciudad y de unas hermandades que pueden ser el refugio estético de un tiempo que naufraga en mares de vulgaridad. Si se piensa en muchas ocasiones que el problema de las cofradías está dentro y no fuera, gran verdad, la idea contraria podría bordarse como lema a seguir: la solución también está dentro. En el patrimonio cercano. En no perder para luego quejarnos de lo que perdimos, estigma sevillano de todas las épocas. En la asistencia callada. En la historia. En la belleza. En el Arte. En la fe que no necesita pregones. En la mano tendida, da igual que sea la izquierda o la derecha, ya me entienden. En mantener la compostura pero no caer en el postureo. En la asistencia a la dignidad del hombre que nos acerca a Dios por el camino más corto… Aunque haya que llegar hasta las Tres Mil viviendas andando.
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