domingo, 24 de enero de 2016

Rafael Laureano. La dignidad del artista

Rafael Laureano

Le encargan un cartel para una conmemoración en una hermandad de Huelva. Lo pinta. Es una maravilla. Pero los dirigentes de esa cofradía, cuando lo ven, abren un debate. Tienen que reunir a su junta de gobierno para analizarlo. O más que analizar, para hacer la lista de retoques que el pintor debe aplicar a la obra. «Quita estas flores de aquí y este color de allá…». A esto se le llama pintura colectiva. No cayeron en que Laureano ante tamaña y tan mamarracha propuesta, hija de la mayor de las cateterías,se plantó para fortuna de las Bellas Artes y para lamento de una junta de gobierno que se quiso meter a pintora

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