jueves, 22 de octubre de 2015

Una virgen que llora, bendice y se mueve



Las hermandades preparan a sus santos, invierten tanto dinero como tiempo en los pasos para que todo salga impecable. Cada procesión saca sus penitentes y sus nazarenos, y las mujeres se visten de mantilla en la Semana Santa. La tradición y el sentimiento son el alma que acompaña estos días, pero cada ciudad y pueblo tiene la suya, distinta a la del municipio vecino. Entre las prácticas religiosas de este período, dos pequeños pueblos de Málaga, Jubrique y Genalguacil, tienen su peculiar forma de sacar las procesiones, uno con la virgen articulada y otro con Jesús resucitado en un huerto dentro del cuerpo de un niño.
La virgen secándose las lágrimas.
En el Viernes Santo, Jesús se dirige al calvario para ser crucificado y en la calle de la amargura se encuentra con la virgen María que le da su bendición. Jubrique, uno de los pequeños pueblos de la Serranía de Ronda, en Málaga, no tiene nazarenos, ni penitentes, ni un gran trono. Este municipio, de unos 650 habitantes, rinde su humildad a Jesús en el Viernes Santo con El Encuentro, una procesión en la que el acercamiento y la bendición de la virgen a su hijo son los protagonistas.
La imagen de María sale de la Iglesia de San Francisco de Asís y va al encuentro de la de su hijo. El trono se lleva entre cuatro vecinos de Jubrique, y va avanzando hasta que está frente a la figura de Jesús. Son las 12 de la mañana y se produce un silencio absoluto en la plaza del pueblo. La virgen articulada, se mueve y llora, una labor que se realiza entre dos personas. Uno se encarga de los brazos y otro del cuerpo. El que se encarga de los brazos seca las lágrimas de María con un pañuelo, tira un beso y hace la bendición para que Jesús continúe hacia el monte del calvario donde será crucificado.
Miguel Aguilar tiene 26 años y desde los 14 es uno de los encargados de articular los brazos de la imagen de María. "La Semana Santa para mí es lo más grande que hay. Empecé a hacerlo por tradición, mi padre era el que movía los brazos de la virgen y cuando murió pase a hacerlo yo". Ahora, Miguel y su primo son los que cada Viernes Santo durante cinco minutos reproducen El encuentro, uno de los momentos más esperados por los habitantes del municipio malagueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario