viernes, 19 de diciembre de 2014

Fallece de forma repentina el capataz del Silencio, Antonio de León

En la madrugada de hoy, Viernes 19 diciembre, ha fallecido de manera repentina el capataz Antonio de León Pérez. Titular del paso de Jesús Nazareno de la hermandad del Silencio, a las 5:30 horas un ataque al corazón se ha llevado la vida de este histórico de los martillos.Desde las 10:30 horas permanece instalada la capilla ardiente en el tanatorio de la SE-30. A las 18 horas será la misa con el cuerpo presente en el mismo tanatorio y a las 11:30 horas de mañana, sábado 20 de diciembre, eucaristía en la iglesia de San Antonio Abad donde serán depositadas las cenizas.

Un «pura sangre» de San Antonio Abad

A la edad de 60 años, Antonio de León era considerado un histórico del Silencio. Tras las más de dos décadas comandando el martillo del paso del Señor, donde iba a anunciar su retirada en los próximos años, se suma su relación familiar en la corporación de San Antonio Abad. Una estirpe de hermanos que ascienden desde el siglo XVIII, sumado a su matrimonio con Emilia Ybarra Mencos, hermana del hermano mayor actual: Alberto Ybarra Mencos. A ello se le suman los numerosos cargos en Juntas de Gobierno que ostento a lo largo de su vida en la hermandad, algo que actualmente ejerce su hijo, Federico León, como diputado de Juventud.

Trayectoria en los martillos

Capataz de Jesús Nazareno, característico por ser portado por costaleros de menor estatura a la habitual en este tipo de andas (al contrario que la Virgen de la Concepción) y general de la cofradía, era auxiliar de José María Rojas Marcos, titular del misterio de la Sagrada Entrada en Jerusalén (La Borriquita) de la hermandad del Amor.  Asimismo, cada año alternaba su puesto con Fernando Fernánbdez Goncer en el paso de la Inmaculada del Corpus Christi en Sevilla. Una gran pérdida para el mundo del martillo y el costal. Casualidades de la vida, a la misma hora que se recoge cada Madrugada del Viernes Santo la primitiva cofradía de los nazarenos de Sevilla a solo 100 días para el Domingo de Ramos.

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