martes, 22 de septiembre de 2015

El cíngulo perdido en la Guerra Civil que recuperó la hermandad de Jesús de Morón

Ochenta años después de que se destruyese el Nazareno primitivo, una familia descubrió el antiguo cíngulo del Señor entre las pertenencias de su padre

El antiguo Nazareno de Luis de Peña

La Guerra Civil fue un pasaje oscuro y siniestro de nuestra historia que, lamentablemente, dejó una huella casi imborrable en nuestro país. Muchas vidas perdidas, muchos hogares destrozados, familias quebradas… Las pérdidas para ambos bandos fueron terribles, no solo en lo personal, sino también en lo material. En lo artístico. Lo sentimental. Lo sagrado. Nuestra Semana Santa fue una de las mayores perjudicadas en este último apartado. Muchísimos templos incendiados, enseres robados para ser malvendidos o simplemente destruidos… las imágenes, los Sagrados Titulares de muchas hermandades, depositarios de la fe de muchos cristianos, fueron pasto de las llamas. Un daño irreparable, tanto en lo sentimental, como en lo artístico. Pero a veces, el destino guarda sorpresas increíbles para la gente, incluso cuando menos lo esperaba. 

Es lo que ocurrió en la hermandad deNuestro Padre Jesús Nazareno de la Fuensanta, de Morón de la Frontera, hace un par de años. Allí la guerra acabó con muchísimas obras de gran valor, como la Sagrada Custodia de San Miguel, una de las más grandes y valiosas del mundo, que fue incendiada (se habla de ríos de plata fundida cayendo por la calle San Miguel) o laimagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno primitiva de Luis de Peña, que se perdió en medio del incendio que casi destruye la Ermita de la Fuensanta. Muy pocos moronenses quedan ya que recuerden aquella imagen y su túnica bordada y su cruz de carey, por el tiempo que ha pasado y porque la actual imagen de Antonio Castillo Lastrucci se convirtió rápidamente en la mayor devoción del pueblo una vez más. Desde la bendición de la nueva imagen han pasado ya 75 años. Y parece ser que el Señor tenía reservado un regalo muy especial de cara este aniversario.

La familia Muñoz, muy vinculada desde siempre con la hermandad, recibió, al morir el cabeza de familia, un encargo muy peculiar. Desde que terminó la guerra, había conservadouna caja cerrada por la que nunca preguntó nadie, pero que sabían que era de la Ermita de la Fuensanta. Su tío, Juan María López, era el cura de San Francisco y de la ermita durante aquellos años, y se la dejó para que la guardase. Entonces, los siete hermanos Muñoz, tras hablarlo entre ellos, decidieron por unanimidad llevar la caja hacia la sede de la hermandad y entregarla a la Junta de Gobierno, presidida por Antonio Muñoz y con el actual hermano mayor, Juan Luis Mármol, como teniente de hermano mayor. “Fuimos allí Antonio Muñoz, el consiliario primero, Pedro Román y yo mismo”, relata Mármol, “porque nos habían citado todos los hermanos para entregarnos algo”. No sabían lo que encontrarían allí, pero la sorpresa sería mayúscula cuando, al abrir la caja, apareció el cíngulo de la antigua túnica del Señor.

Procesión con el cíngulo primitivo

“Poco antes de morir, mi padre nos confesó que tenía eso guardado ahí en una caja”, recuerda Enrique Muñoz, que es miembro de la actual Junta de Gobierno de la hermandad. “Si yo llego a saberlo antes, el cíngulo habría estado con su Sagrado Propietario mucho antes”, afirma Muñoz entre risas. “Por alguna razón que desconocemos, mi padre no nos lo dijo”, admite mientras reconoce que la motivación no pudo ser la de “presumir” de tener en su poder una reliquia de tal valor “porque la mantuvo oculta durante toda su vida”. Tampoco se conocen las circunstancias que permitieron a Juan María López a salvar el cíngulo, pero lo hizo. “Quizás lo pilló en la sacristía, quizás lo tenía guardado en cualquier otro lado… lo cierto es que cuando supo que venían milicias republicanas, mandó a mi padre y a mi abuela a un lugar seguro y recogió aquello rápidamente junto a otras cosas de valor”. Más tarde, cuando el incendio de la ermita terminó, regresó para encontrar unos candelabros chamuscados, que también se encontraban en esa caja.

El actual Nazareno de Castillo Lastrucci con el cíngulo original / J. L. MÁRMOL

De cualquier forma, lo cierto es que el hallazgo del cíngulo ochenta años después fue una gran manera de comenzar el setenta y cinco aniversario de la bendición de la imagen de Nuestro Padre Jesús de Castillo Lastrucci. En mayo, con la salida extraordinaria que celebró la hermandad para realizar la Función del Rayo (la función principal de la hermandad), se pudo ver una imagen histórica para los cofrades de Morón y más sentimental para la familia Muñoz, porque el Señor de Morón paseó por primera vez en casi un siglo con el cíngulo original.

Ahora este se encuentra en el museo de la hermandad, situado junto a la ermita. Mármol, el hermano mayor, nos lo muestra también en un antiguo retrato que hay de la imagen primitiva de Luis de Peña, mientras señala a la cruz. “El cíngulo ha sido recuperado de forma providencial, porque la túnica, que era una maravilla bordada, se destruyó”, afirma, “pero ese Cristo tenía las potencias de oro y una cruz de carey muy valiosas que, evidentemente no fueron destruidas, sino que serían vendidas en cualquier parte y a saber dónde están”, lamenta. Él, como muchos más, sospecha que la cruz puede estar en algún lugar de Marchena, un rumor que está cobrando mucho peso en los últimos tiempos. Quizás esta hermandad se lleve otra sorpresa. Pero esa es otra historia que dejaremos para otra ocasión.

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