En 1936, un pelotón de milicianos republicanos fusilaba el Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles, en Getafe.
78 años después, la imagen del Sagrado Corazón vuelve a convertirse en víctima. En esta ocasión no hay disparos, pero sí el odio contra la religión cristiana y el mismo deseo de desterrar sus símbolos de la vida pública.
Ha sucedido en el municipio coruñés de San Sadurniño, gobernado por el laicista BNG. Con la más absoluta falta de sensibilidad y con el ánimo de ofender y ultrajar a los creyentes, la corporación municipal ha retirado una imagen en bronce del Sagrado Corazón de los jardines que presidía desde los años 50.
Luego ha difundido la imagen rota, tirada en el suelo despiezada, como si fuera basura, para que quede constancia de que militan en el anticlericalismo más feroz e intolerante.
El líder del BNG debe presentar una disculpa pública por la agresión a la imagen y tiene que rectificar la larga trayectoria de su partido en agresiones a los creyentes.
Los “milicianos” de hoy son el alcalde y su equipo de gobierno, todos del BNG. La imagen agredida, qué desgraciada y significativa coincidencia, una réplica de la misma estatua del Sagrado Corazón de Jesús de Getafe. ¡La misma imagen fusilada en el 36!
Han pasado por encima de los sentimientos religiosos de los vecinos y del sacerdote, don Francisco Javier Martínez, que contempla impotente cómo ultrajan y destruyen lo más sagrado con la chulería del que se siente con legitimidad para imponer su fundamentalismo anticristiano.
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