viernes, 2 de septiembre de 2016

la virgen de la fuensanta ya esta en la catedral de murcia para su onomastica



todo sobre la virgen de la fuensanta de murcia
La Virgen de la Fuensanta es la patrona principal de la ciudad de Murcia desde que así fuera proclamada en la primera mitad del siglo XVIII. Su onomástica se celebra1 el domingo siguiente al día 8 de septiembre.
Anteriormente la patrona era Santa María de la Arrixaca, imagen del siglo XIII relacionada con la Reconquista del Reino y cantada por Alfonso X, que ha sido propuesta como patrona de la Región de Murcia.
Historia de la Virgen de la Fuensanta de Murcia[editar]
Del Patronazgo
La devoción del pueblo murciano por Ntra. Sra. de la Fuensanta es muy antigua, surgiendo a partir de la aparición de la Virgen en el monte conocido como El Hondoyuelo. Cuenta la leyenda que en esta sierra, situada a unos 5 kilómetros de la capital y ya considerada como enclave sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María había hecho brotar la "fuente santa" que dió nombre a la advocación. El pequeño manantial aún hoy riega aquel paraje y desde el siglo XV consta la existencia de una ermita en honor a la Virgen coronando el lugar.
La historia de cómo La Fuensanta ha pasado a convertirse en una de las más importantes devociones del Levante español comienza el 17 de enero de 1694. En esa fecha, tras una larga sequía que azotaba toda la zona, se acuerda bajar la imagen de la Virgen por vez primera hasta Murcia. Con aquella romería se imploraba la lluvia necesaria para los cultivos, relatando las crónicas de la época que, al finalizar la rogativa, llovió copiosamente e incluso llegó a nevar. Por entonces se tenía como patrona de la ciudad a Santa María de la Arrixaca, venerada desde la Reconquista en la iglesia conventual de San Andrés. Pero el milagro del agua se repitió en las sucesivas romerías y la Virgen de la Fuensanta rivalizó pronto en popularidad con La Arrixaca, llegando a ser nombrada como nueva patrona de la Ciudad y su Huerta en 1731.
Muchos milagros han sido atribuidos a su intercesión desde entonces y no todos relacionados con la lluvia, con lo que la devoción ha venido creciendo hasta nuestros días. Prueba de ello fue la Coronación Canónica de la imagen el 24 de abril de 1927, realizada con gran solemnidad en Murcia ante una enfervorizada muchedumbre. El 27 de mayo de 1808 le fue otorgado el rango militar de "Generala del Reino" a raíz de la invasión napoleónica, apelativo con el que muchas veces se refieren a Ella sus fieles. También ha recibido la Medalla de Oro por parte de diversos estamentos y asociaciones tanto de la capital como de la Región, entre ellas las de la Ciudad de Murcia y la del Cabildo Superior de Cofradías.
De los antecedentes históricos.
En el año 1936, siendo obispo de la Diócesis de Cartagena el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Miguel de los Santos Díaz y Gómara, desatada la guerra civil española, la zona de Murcia quedó en el “bando” republicano. En esa oscura etapa de la historia de España, en las zonas de dominación republicana, se instauró un anticlericalismo radical, por parte de algunos, que llevó a la quema de todo aquello, templos e imágenes principalmente, que tuviera que ver con la Iglesia Católica, así como la persecución, tortura y asesinato de infinidad de sacerdotes, religiosas, religiosos y seglares que no renunciaron a su fe.
El general Queipo de Llano, en una intervención radiofónica desde Sevilla, y para despistar a los que querían quemar el Santuario y a la Virgen, lamentó la impasibilidad de los murcianos ante la destrucción de su Patrona, siendo ésta pasto de las llamas, en el incendio de su Santuario.
Ya habían empezado los interrogatorios a los responsables del Santuario y a los veraneantes sobre el paradero de la imagen, no obteniendo información al respecto. Los canónigos del Cabildo Catedralicio habían intentado esconder las imágenes enterrándolas, encontrándose con la imposibilidad de hacerlo al ser el subsuelo de roca.
El día 2 de agosto de ese año, Fernando Monerri Córcoles, (tío abuelo del actual cabo de andas Joaquín Vidal Coy, en sustitución de su padre Joaquín Vidal Monerri) acompañado de su primo hermano Antonio Córcoles Clemares, y tras enterarse de que el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta iba a ser quemado, (por tres veces lo intentaron algunos habitantes de La Alberca, evitándolo por las armas algunos habitantes de Algezares) y ante la noticia radiofónica difundida por Queipo de Llano, fueron a cerciorarse de la veracidad de la noticia, preguntando a Eugenio Úbeda Romero, entonces director de la escuela Normal de Murcia, y que se encontraba en la Fuensanta, manifestándole éste que la Virgen no había sido destruida pero que corría serio peligro.
La Virgen y el Niño, para esa fecha, ya no se encontraban en el Santuario, si no que estaban en la casa que los canónigos tenían en la primera planta del edificio contiguo al Santuario, en el que, en la planta baja, Fernando Monerri y su hermana Fuensanta, así como Eugenio Úbeda, tenían alquiladas unas habitaciones en las que pasaban los veranos. Este edificio, actualmente es el Monasterio de las Religiosas Benedictinas, custodias del Santuario.
Ante la manifestación de Eugenio, Fernando Monerri rescató las imágenes de la Virgen y del Niño, bajándose a la Virgen a su vivienda en Murcia, situada en la Plaza Fontes, y la del Niño en casa de su madre, Rosario Córcoles Ruiz (bisabuela del actual cabo de andas) sita en el tercer piso del nº 2 de la calle Trapería, envueltas ambas imágenes en un colchón, atado con cuerdas, para lo que utilizó el vehículo del entonces alcalde de Murcia, el republicano Fernando Piñuela, hermano de su esposa Aurora Piñuela sin que éste supiera, o así se cree, el motivo por el que su cuñado le pedía el vehículo.
Al cargar el colchón en el vehículo del alcalde, ya estaban los milicianos en el Santuario. Cuando de dirigía a Murcia, fue detenido en un control, del que, gracias a ese parentesco y a la valentía y sagacidad de Fernando Monerri, pudo salir sin mostrar el valiosísimo y sagrado “cargamento” que portaba.
Parte del Santuario, incluido el camarín en el que debía estar la imagen de la Virgen, final y desgraciadamente, fue pasto de las llamas.
Camino de Murcia, transportando tan preciado tesoro, paró en la casa que su madre Rosario tenía en Santo Ángel, y dirigiéndose a su sobrino Joaquín Vidal Monerri le dijo “¡Quiquín, dile a tu abuela que salga!”. Cuando su hermana Fuensanta se acercó al vehículo y, enterada por su hermano de la santa carga que transportaba, cayó rodilla en tierra santiguándose. Inmediatamente Fernando la puso en pié haciéndole ver el peligro que corrían si alguien la veía y se enteraban de “lo transportado”.
Durante los duros años de la guerra, la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta siguió escondida y custodiada por Fernando Monerri y, para tal fin, la introdujo al fondo de un armario, detrás de ropas de abrigo de aquella época, y la del niño por Rosario Córcoles Ruiz, tío y abuela, respectivamente, como ya se ha mencionado, del anterior cabo de andas Joaquín Vidal Monerri.
Hasta tres veces registraron la casa y quisieron registrar el armario, cosa que impedía la “tía Aurora” alegando que “las llaves las tiene mi marido”, y haciendo uso de su condición de hermana del alcalde Piñuela. En una ocasión entregó Fernando las llaves, ante la insistencia de los milicianos y habiéndolo encontrado en su casa, diciéndoles que sólo había “cosas y productos de su peluquería” e inexplicablemente (¿) desistieron del registro.
El día 29 de marzo, dos días antes de la terminación de la contienda civil, la ciudad de Murcia había quedado liberada de tropas republicanas.
Fernando Monerri, acompañado de su primo hermano Antonio Córcoles, fue a comunicar al entonces Gobernador Civil, D. Carmelo Monzón Massó, que las imágenes de la Patrona, la Virgen de la Fuensanta y del Niño, lejos de haber desaparecido o de haber sido quemadas en la contienda, pasaron los años de la guerra custodiadas por él y por su madre.
Ante tan alegre e insospechada noticia, se buscaron los mantos de la Virgen y del Niño y, Fernando Monerri, puso en el balcón de su casa a la Virgen de la Fuensanta, a la que posteriormente, y junto a muchos hombres y mujeres, sacaron en procesión por la ciudad, trasladándola al Gobierno Civil, al estar la Santa Iglesia Catedral cerrada, para alegría, emoción y regocijo de una multitud de murcianos devotos de su patrona, enterados de la noticia por la información que Eugenio Úbeda trasmitió por la radio, una vez liberado de la cárcel, en la que permaneció una larga temporada por no confesar ni quién ni dónde se habían llevado las imágenes.
Desde Cartagena, enterados de que Murcia se “había sublevado en armas”, enviaron varios camiones con milicianos armados a terminar con la sublevación. Al llegar a El Palmar, y ante las noticias que recibieron de la supuesta sublevación, se volvieron a Cartagena sin atreverse a intervenir. Se da la circunstancia que tal “sublevación” no era otra cosa que la multitudinaria manifestación de alegría del pueblo de Murcia por haber recuperado a su Patrona. En Murcia sólo había unos cuantos falangistas armados. Si los milicianos procedentes de Cartagena hubieran entrado en Murcia, el desastre para los murcianos hubiera sido incalculable. (¿casualidad?).
Fue entonces cuando el Excmo. y Rvdmo. Sr. obispo D. Miguel de los Santos Díaz y Gómara, ante la devoción demostrada por Fernando Monerri hacia la Santísima Virgen de la Fuensanta, y el valor, también demostrado, poniendo en juego su propia vida y la de su familia, por devoción a la patrona de Murcia, le encomendó que él, y en lo sucesivo, su familia, custodiaran y se responsabilizaran de las imágenes de la Virgen de la Fuensanta y del Niño en todos los traslados que se realizaran de ambas imágenes de por vida, nombrándolo cabo de andas y a su hermano punta de vara del trono de Nuestra Señora de la Fuensanta a perpetuidad.
Desde ese día, Fernando Monerri, como cabo de andas, y su hermano Joaquín Monerri, como punta vara, se responsabilizaron, según la encomienda del Sr. Obispo, acompañando a la Virgen en todos los traslados. Cuando Fernando Monerri no pudo ya, por imposibilidad física, seguir como cabo de andas, pasó a ocupar ese puesto Joaquín Monerri. Ambos hermanos estaban casados pero sin descendencia, por lo que el sucesor de Joaquín Monerri en la punta de vara fue su sobrino y anterior cabo de andas, Joaquín Vidal Monerri que, desde niño, había acompañado a sus tíos en la honrosa misión de custodia de la patrona, cumpliendo así el mandato realizado por el Sr. Obispo. Imposibilitados, y posteriormente fallecidos, Fernando Monerri y Joaquín Monerri, hereda el puesto Joaquín Vidal Monerri, responsabilizándose de dichos traslados como cabo de andas, heredándolo el actual, su hijo Joaquín Vidal Coy
Del Trono.
El trono primitivo de Nuestra Señora de la Fuensanta fue regalado por los Marqueses de Aledo. Construido de madera, tanto el cuerpo como las andas, era de forma cuadrada con los vértices cortados a cuarenta y cinco grados, en su primer cuerpo, siendo el segundo de la misma forma, y recubierto de plata labrada. Se puede deducir que en principio era así, añadiéndole posteriormente, y con el fin de que se viera mejor la imagen, “la nube” que actualmente se sitúa sobre ambos cuerpos. En el año 1981 el pesado y vetusto trono de madera fue sustituido, al tener muy estropeada la madera original y el recubrimiento de plata, a instancias y costeado por el cabo de andas Joaquín Vidal Monerri y su esposa Clotilde Coy Ferrer, El nuevo trono se fabricó en su totalidad de acero inoxidable en los talleres Rafanel de Murcia, y se arreglo el recubrimiento de plata, fundiendo para ello una cubertería de plata y comprando el matrimonio el resto de la plata necesaria (5 Kg.).
Se conservó en madera la nube, ya que por su forma no era factible su ejecución en acero inoxidable, aunque sí se vació para quitarle peso. En ese vaciado apareció una inscripción con el texto “Planes año “, que corresponde al nombre del escultor que la hiciera, ya que, esa parte del trono, fue de añadido posterior.
Se da la curiosidad de que el escultor José Planes Peñalver (1981-1974), considerado como uno de los mejores escultores de la Región de Murcia del siglo XX, natural de la pedanía murciana de Espinardo, es familia del actual Obispo de la Diócesis D. José Manuel Lorca Planes, natural de esa pedanía murciana.

Santuario

Tiene La Fuensanta su santuario en Algezares que está situado en la sierra que bordea a la ciudad. El lugar ya estaba sacralizado desde épocas y culturas muy remotas, originándose el culto a la Virgen de la "Fuente Santa" a partir de una leyenda que narra la aparición del milagroso manantial que riega el paraje. Desde elsiglo XV consta la existencia de un templo dedicado a la Virgen en el lugar, sufriendo reformas y ampliándose sucesivamente, hasta convertirse en la bellísima iglesia barroca que tantos turistas y peregrinos visitan en la actualidad.
El Santuario de la Virgen es hoy uno de los más visitados del país, no sólo como lugar de peregrinación sino también por la belleza del enclave. Sobre la ermita primitiva, descrita en antiguos documentos como "entre iglesia y mezquita", empieza a construirse a finales del XVII un nuevo templo más acorde con el gran poder de convocatoria que estaba adquiriendo La Virgen de la Fuensanta. Se trata de un edificio de estilo barroco, enriqueciéndose en épocas posteriores y sufriendo una importante restauración tras la Guerra Civil.
En el interior de la iglesia se encuentra la venerada talla de la patrona, una escultura de origen gótico y retocada en el siglo XVIII por el imaginero Roque López, atribuyéndose el Niño a Francisco Salzillo. La hermosura de la imagen es indiscutible, cuyo aspecto se embellece con lujosos ropajes, joyas y coronas regaladas por los fieles, siendo el color tostado de su cara el que ha motivado que sea cariñosamente conocida con el sobrenombre de "La Morenica". También encontramos en el templo importantes frescos del pintor Pedro Flores alusivos a la advocación, así como una hermosa colección de relieves sobre temas evangélicos marianos realizados por el escultor Juan González Moreno.
El Santuario está custodiado por un monasterio de religiosas benedictinas, constituyendo ambos desde su encumbrado emplazamiento el mejor mirador sobre Murcia y toda la Vega del Segura.
La difusión del culto a Ntra. Sra. de la Fuensanta desde su proclamación como patrona, ha venido ligada a la celebración de traslados periódicos de la efigie desde el Santuario hasta la Catedral de la ciudad y viceversa. Estos traslados no tienen una fecha fija asignada en el calendario, siempre se realiza el trayecto del monte a la ciudad un jueves, y el retorno un martes.

Romerías[editar]

La Virgen de la Fuensanta visita en dos ocasiones al año la Ciudad de Murcia: una con la llegada de la Cuaresma, siendo siempre el día de la bajada el segundo jueves de Cuaresma, alargando su permanencia en la Catedral hasta la finalización de las Fiestas de Primavera, que tienen lugar tras la Semana Santa, siendo el día de “la subida” el martes siguiente al domingo en el que termina la novena que comienza el sábado siguiente al Domingo de Resurrección ; y otra en septiembre con motivo de su onomástica, que siendo el 8 de septiembre, la Iglesia lo conmemora el domingo siguiente, siendo la bajada el martes anterior al inicio de la novena que acaba el día de la celebración de su onomástica. Fiesta que se celebra con una Misa Pontifical y Procesión Claustral en el interior de la Santa Iglesia Catedral. Ese martes de “la bajada” da lugar el inicio de la Feria de septiembre de Murcia. La Feria es inaugurada por las autoridades después de la llegada de la Fuensantica a la Ciudad. La Morenica volverá a su Santuario en Romería el martes siguiente a su onomástica, considerándose esta “subida” como la Romería mayor al ser fiesta en la ciudad de Murcia. Ésta es la más tradicional y multitudinaria, congregando a más de medio millón de romeros, murcianos o no, llegados de toda España para acompañar a la Virgen en su regreso al Santuario.

Durante su estancia en la ciudad, diversos actos protagonizados por la Virgen merecen especial reseña. Dos de ellos tienen lugar durante las mencionadas Fiestas de Primavera, como son la Misa Huertana y la solemne procesión con la imagen por las calles del casco antiguo. Los alrededores de la Catedral, empiezan a llenarse de fieles que esperan la salida de la Virgen mientras grupos folklóricos bailan y cantan en honor de la patrona. También las inmediaciones del Santuario se colman con los primeros romeros, que pasan la noche en el monte en un ambiente fraternal y lleno de tipismo. Al amanecer y tras una misa de despedida, Ntra. Sra. de la Fuensanta sale finalmente del templo catedralicio para emprender el camino arropada por la muchedumbre. El trono de plata navega lentamente por un río de romeros, sucediéndose las tradicionales "lluvias de pétalos" con que los murcianos tributan a su patrona desde los balcones del recorrido. Entrada la tarde y después de dejar atrás la ciudad atravesando el paisaje huertano, La Fuensanta llega al pié de su sierra, donde ya sólo restan las llamadas "Siete Cuestas" que la separan del Santuario; esas rampas son ascendidas por muchos romeros de rodillas, otros descalzos, en señal de promesa. Todo el monte es un clamor al paso de "La Morenica", que tras una lenta subida alcanza finalmente la atalaya de la iglesia. Y desde las puertas del Santuario, la Virgen es vuelta a la ciudad y al pueblo que abarrota el lugar en señal de despedida, entrando después a su templo acompañada de vítores que resuenan por toda la serranía

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