jueves, 20 de noviembre de 2014

Los momentos más duros de La Macarena en el siglo XX

Como ya prometí en la entrada anterior, aquí os traigo lo que pasó en la Hermandad de la Macarena para que la Esperanza de la Macarena, Nuestra Señora del Rosario y el Cristo de la Sentencia se salvasen de ser pasto de llamas, a diferencia de otras que no corrieron la misma suerte.

La Macarena en su cajón en la C/Orfila nº6

Corría el mes de febrero del año 1.936, días antes de las elecciones generales, en el que la C.E.D.A. quedaría derrotada de forma aplastante por el Frente Popular. Un hermano de la Macarena llamado Antonio Román Vila, asustado y preocupado por la situación que ya se estaba viviendo en otras Hermandades, y con el incidente de San Julián todavía en la memoria, propuso en cabildo de oficiales la puesta a buen recaudo de las imágenes. El destino temporal de estas imágenes no debía ser conocido por nadie, por lo que incluso el Hermano Mayor de esta corporación, José Ruiz-Ternero Salvago, tuvo que prestar juramento sobre el paradero de los mismos. La corona de la Virgen, el techo de palio, el manto de Rodríguez Ojeda del año 1.930 y uno de los varales del palio (el de plata) son depositados pues en las casas de las calles Duque Cornejo 18 y Valencia 11, la que sería la actual San Eloy. Los varales se estrenarían en el año 1.936.

Cristo de la Sentencia, entrando en San Gil antiguamente.

La ocultación de las imágenes se llevó a cabo el 12 de febrero por la noche, siendo sacada en el famoso cajón, que todavía puede ser visto en el Museo de la Hermandad de la Macarena, que fue encargado "ex profeso" bajo madera y herrajes, forrado y con abrazaderas para una mejor sujeción de la imagen. Sus medidas son 1,84 x 0,87 x 0,61 metros. Fue llevada a su nuevo destino en una furgoneta, propiedad del Banco Español de Crédito, por el Hermano Mayor y por el Mayordomo Domingo de la Torre, siendo su paradero una clínica veterinaria, propiedad de Antonio Román, en la calle Orfila nº6. Tuvo el 15 de marzo una vuelta temporal a San Gil, con motivo del septenario celebrado en honor a Nuestra Señora de la Esperanza Macarena. Sería pues, escondida como ya se hubiera hecho en 1.932 por Manuel Gamero y Victoria Sánchez Contrera, limpiadora de San Gil, en la calle Escoberos entre sábanas.

Cristo de la Sentencia en La Anunciación

Con motivo de la Semana Santa, volvería a San Gil de nuevo el Domingo de Ramos para que fuese montada en su paso de palio, volviendo a su escondite el Sábado de Gloria, que es el día con el que se le llamaba antiguamente al Sábado Santo. Por otro lado, el Cristo de la Sentencia y Nuestra Señora del Rosario, no estarían tan lejos de San Gil, siendo su destino el almacén de la Hermandad, junto a los pasos y otros enseres y materiales diversos de esta corporación, justo enfrente de la Sede Canónica.

El 25 de junio de ese mismo año, a menos de un mes del alzamiento militar, la Junta de Gobierno aprueba un plan de obras para implantar un sistema antincendios en la Capilla, parecido al que posee en la actualidad la Hermandad del Cachorro en el altar del Cristo de la Expiración, pero obviamente, siendo la época que era, más rudimentario. Ya fue propuesto años atrás este sistema para proteger a la Virgen de la Macarena, pero fue rechazado, al igual que anteriormente otro mecanismo que consistía en esconder a la Virgen en una especie de sótano a través de un sistema de engranajes y mecanismos que bajaban a la Virgen al mismo. La imagen se deslizaba en una rampa y se colocaba en una cámara secreta en la que no se le podía dañar. Evidentemente, para ese tiempo, era algo bastante caro y utópico.

La Macarena en La Anunciación.
Fuente: Julio Domínguez

El proyecto jamás llegó a ejecutarse, siendo San Gil, con previo tiroteo, golpes y voces, el 18 de julio de 1.936, devorada por el fuego. Afortunadamente, esa noche, sólo habría una fotografía de la Señora de la Macarena. El almacén que era propiedad de la Hermandad de La Macarena fue también atacado aquella noche, aunque corrió bastante más suerte que San Gil, ya que gracias al rechazo vecinal desde los balcones de las casas se evitó que el mal ocasionado fuera mayor, salvándos así el Cristo de la Sentencia, Nuestra Señora del Rosario y todo lo que se hallaba dentro, con excepción de las manos de ambos titulares, que se encontraban en la Capilla, siendo realizadas posteriormente por Castillo Lastrucci. 

Nuestra Señora del Rosario en La Anunciación. 
Fuente: Foro Cofrade

Sobre San Gil, se perdieron las tres cubiertas de madera de las naves del Templo, el órgano, el camarín de la Virgen de la Macarena, enseres que no estaban en dicho almacén, unos candelabros de cola de 1.916 donados por "Joselito", las reglas, el mobiliario, altares, etc. Por suerte, se salvó el manto bordado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en el año 1.930, los varales y la corona de oro, que como ya hemos dicho, estaban guardados a buen recaudo. Sin duda, la pérdida más dolorosa fue el Cristo de la Salvación, obra de Pedro Nieto en 1.630, creado con pasta de madera., siendo un material parecido al Cristo de la Veracruz de Dos Hermanas, que procesionaba en el siglo XVII en un primer paso.

La Virgen del Carmen presidía el altar mayor en ese momento, siendo igualmente quemada junto al Cristo de la Salvación y a San Gil entera. Su corporación desaparecería de la escena hasta el año 1.940, donde se reorganizaría en el Hospital Central. La Sacramental perdió un retablo datado del siglo XIX, junto a una Inmaculada atribuida a Duque Cornejo y varios cuadros. Como dato curioso, días después del incendio, unos niños jugando en la calle encontraron un trozo de metal, que fue devuelto a la Hermandad por una señora. Cuando se limpió, se descubrió que era un cetro de oro macizo, el cual, se colocaba en un cojín en los besamanos de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena.

La Macarena en La Anunciación

Pasado el verano tan rocambolesco de 1.936, el 4 de octubre, a las 22.00 horas, se iría de aquella casa en la misma furgoneta hasta la Iglesia de La Anunciación, donde se había establecido la Hermandad en aquél momento. La habitación que acogío a la Macarena fue transformada en oratorio, y se mantuvo algunos años esta lápida:

"Spes Nostra, en el día 12 de febrero de 1936, cuando los enemigos de la Religión incendiaban los templos, la Santísima Virgen de la Esperanza, de la Macarena, eligió esta casa para que su sagrada imagen fuese defendida por el amor y devoción de los corazones de estya familia con la que convivió hasta el día 4 de octubre del mismo año llenando con su majestad este hogar y concediendo a sus moradores honra tan singular para que se perpetúe en la memoria de tan insigne beneficio. La habitación de la Virgen se ha convertido en lugar de oración."



El esconder a la Virgen ha traído consigo muchas leyendas, incluso se llegó a pensar por algunos su depósito en algún panteón del Cementerio de San Fernando, al igual que tampoco llegó a conocerse al hermano que tenía a Nuestra Señora de la Esperanza Macarena como inquilina en su casa hasta 1.944, junto al secreto del Hermano Mayor y del Mayordomo.

Cuando se encontraba en reconstrucción San Gil, los cultos eran celebrados en la capilla de las Carmelitas de la Caridad, en la calle Pozo, nº 4. Ya en el año 1.942, volvería a su casa, junto a la Sacramental (1.949), el Carmen y un Crucificado, el cual vino de San Luis, que recordaba al destruido Cristo de la Salvación aunque cada uno en una capilla diferente (sin incluir al Crucificado), que posteriormente, sería el que vemos en la Hermandad del Cerro del Águila.

Espero que dicho artículo os haya interesado. Yo mismo me he sorprendido después de haberme informado sobre este tema, ya que desconocía lo del Cristo de la Salvación, lo del almacén donde se escondió al Sentencia y que el Cristo que sustituyese al anterior crucificado fuese el que sería titular hasta nuestros días del Cerro del Águila, el 7 de febrero de 1.981. Opinen y juzguen vosotros mismos.

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