Era un rumor que venía corriendo como la pólvora la pasada semana después de la estación de penitencia de la hermandad del Despojado. Finalmente se ha confirmado. El consejero de la Permanente, José Antonio Abad, ha dimitido de sus funciones en el máximo organismo cofrade gaditano.
El detonante de su marcha se sitúa en la tarde Domingo de Ramos, justo cuando el paso de misterio la hermandad de penitencia de Nuestro Padre Jesús del Amor Despojado de sus Vestiduras transitaba por la plaza del Palillero. En ese lugar, dos familiares del referido consejero, que se encontraban ocupando un lugar en un palco, mostraron su disconformidad con la forma de andar que lleva el paso. Más concretamente habría que indicar que se lamentaron con gritos por el hecho de que las horquillas no estaban sonando como ellas querían, una actitud reprobable y mucho más en un lugar tan emblemático de la carrera oficial y donde cualquier tipo de actitud siempre tiene una mayor repercusión.
La consecuencia inmediata ha sido la dimisión de José Antonio Abad como miembro del Consejo Local de Hermandades, una postura lógica porque los cargos públicos, y en este caso todavía más los cofrades, deben dar ejemplo y asumir las consecuencias. De todas formas, lo sucedido en el Palillero ha sido un poco el culmen de la decisión personal de marcharse que el propio consejero ya estaba meditando antes del triste incidente. Abad era uno de los hombres de confianza del equipo de Martín José García con el que llevaba trabajando el presidente desde que accedió al cargo de forma interina y, posteriormente, cuando fue elegido y reelegido por los propios representantes
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