Un nazareno del Silencio herido, otros por el suelo con los cirios y cruces rotas y, en Los Gitanos, músicos con ataques de ansiedad. Éste es el balance de los sucesos de la Madrugada
Un nazareno herido, al que le rompieron la clavícula, ataques de ansiedad, más de una treintena de cirios rotos y cruces partidas… Éste es el balance que la hermandad del Silencio hace de los sucesos que tuvieron lugar la pasada Madrugada. «Se ha minimizado para no alarmar, pero fue algo muy grave que afectó a todo nuestro cortejo», afirma el hermano mayor, Alberto Ybarra.
Pasaban las cuatro y media de la Madrugada. La Virgen de la Esperanza Macarena hacía su entrada en la Campana mientras que la cofradía del Silencio se desplegaba entre Alfonso XII y la calle Cuna. Según cuentan el diputado mayor de gobierno, Amador Moreno, y el hermano mayor, no fue solo un foco –una reyerta con persecución policial en las Setas– tal y como señaló en el Ayuntamiento. «Allí sucedió porque bajó un grupo que se trasladó por Orfila y Cuna y otro por Javier Lasso. Luego había otro grupo que venía del Duque y las calles Jesús del Gran Poder, Amor de Dios y Alfonso XII. Estaba aquello muy alterado. Hubo un conato en el Museo cuando ya pasó el Gran Poder. Estábamos rodeado por todos lados», afirma Ybarra.
El Silencio no especula con los motivos del porqué de estos lamentables sucesos, pero sí consideran que «si no llega a ser por el magnífico cuerpo de nazarenos, hubiera sido muy grave». Tan disciplinados como siempre, y como se ve en el vídeo, en menos de un minuto y media todos estaban en su sitio, mirando al frente y no hubo mayor desbandada. Eso sí, a un hermano tuvieron que trasladarlo a urgencias con el brazo en cabestrillo, con la clavícula rota porque lo tiraron al suelo. Los niños pajes del Silencio, que tienen entre ocho y diez años, tuvieron que ser resguardados debajo de los pasos, incluso.
Por todo ello, la hermandad celebró este lunes el Cabildo de Disciplina y tiene una reunión este martes en el Consejo de Cofradías y este miércoles con el alcalde, donde trasladarán sus quejas. El hermano mayor avanza que harán un escrito protestando por lo sucedido, pidiendo explicaciones y exigiendo seguridad para el año que viene. «Hay que tomar medidas drásticas para controlar al público tan nefasto que hay esa noche. Falló la previsión y lo positivo es que todo se recompuso en muy poco tiempo ya que luego sí apareció policía y el público se portó bastante bien».
En los Gitanos
El ambiente tan penoso que rodea a la Madrugada, con botellonas en numerosos puntos de la ciudad, deriva en reyertas, como la que también ocurrió en el bar Capote, junto al puente de Triana, donde dos personas acabaron en el río. Esto no sólo afectó al Silencio, que quizá fue la más perjudicada, también a los Gitanos minutos antes en la calle Matahacas esquina con San Román. Como se aprecia en este vídeo, la agrupación musical va tocando una marcha tras el Señor de la Salud y, de repente, un tumulto obliga a acallar la música y a parar el paso.
Esto alarmó a todos los presentes, como el teniente de hermano mayor, Carlos de Paz, quien contaba ayer al programa El Llamador que tuvo que «arriar el paso por seguridad». «Yo me dirigí detrás del paso y lo que me encontré fue el resultado de una avalancha que sufrieron los músicos, algunos incluso estaban en el suelo y los niños estaban muy nerviosos». Este suceso no fue casual, ya que el ambiente en la plaza de San Román, ante de pasar los Gitanos, era lastimoso, con botellonas y peleas.
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