domingo, 27 de abril de 2014

QUE AH PASADO EN LA MADRUGA SEVILLANA DEL AÑO 2000

Sevilla siempre se ha distinguido entre otras provincias de España por su famosa Semana Santa. La iconografía que se despliega durante esos días atrae a miles de fieles de todas partes tanto de dentro como de fuera del país. Pero en la “madrugá” del 21 de abril del año 2000 sucedería algo que aun hoy muchos recuerdan con verdadero miedo. 

Como si de una historia de terror se tratase, una serie de sucesos extraños hicieron que se mascara la tragedia en la misteriosa madrugá sevillana. La ciudad entera recuerda esta oscura madrugada en la que numerosas escenas se fueron desencadenando a lo largo de la noche. Una Esperanza de Triana sola por la calle sierpes, estampidas de músicos, público y nazarenos, cirios por los suelos, costaleros expectantes fuera del paso, griterío de voces aterradas, llantos, sillas lanzadas al aire en plena carrera oficial o un supuesto hombre con un cuchillo en la calle Trajano, entre otras cosas. 



Alrededor de las cinco de la mañana comenzaron a producirse carreras y se generó el pánico entre la multitud que presenciaba el paso de las cofradías por las calles del casco histórico metropolitano. Unas carreras que se prolongaron en el tiempo alrededor de 20 minutos, generadas de forma simultánea en distintos puntos del centro neurálgico de la ciudad y que provocaron el miedo entre la población. 

Con estos sucesos comenzó a generarse en la ciudad la histeria y el terror. Muchas personas regresaron a sus casas abandonando el lugar donde presenciaban el discurrir de las cofradías porque tenían miedo de estar en la calle. Hubo cerca de doscientos atendidos por ataque de pánico o por lesiones provocadas por las mencionadas carreras. Y lo peor de todo es que trece años después aún no hay una explicación plausible para esos terribles incidentes. Los sucesos de esa famosa madrugá aún siguen siendo un misterio.

La tragedia ocurrió entre las 5:30 y las 6:15h, fueron unos 45 minutos que difícilmente caerán en el olvido. Las seis hermandades que procesionan en la Madrugá sevillana se encontraban en la calle: el Cristo de la Esperanza de Triana estaba entrando en Campana; el Silencio iba por la Plaza del Duque, camino de la entrada a su templo; Los Gitanos se encontraba por Javier Lasso de la Vega, llegando al Duque; La Macarena estaba entre la calle Cuna y la Catedral; El Gran Poder estaba situado entre el Museo y el Arenal; y El Calvario estaba realizando la carrera oficial. Estando así las cosas, se produjo una avalancha en la Plaza del Duque, que posteriormente dio paso a más avalanchas en diferentes calles del centro de Sevilla. Se dieron en puntos muy concurridos de la ciudad, en los cuales se vivieron momentos de miedo y angustia, mientras hordas de gente corrían despavoridas, sin saber ni siquiera por qué corrían, y lo arrastraban todo a su paso. Las avalanchas dejaron una cifra de más de 100 heridos, llegando a casi 200. Dichas avalanchas finalizaron sobre las 6 de la madrugada tal y como empezaron, sin tener un motivo claro. 


Quien incitó el inicio de esas carreras tenía muy claro lo que estaba haciendo. Se habló entonces de encapuchados, de una persona con un gran cuchillo amenazando a los viandantes y de diversos grupos coordinados para experimentar con una sensación tan morbosa como el miedo. Se escucharon muchos ruidos, sonidos extraños. Algunos pensaron que eran disparos, cosa que pronto se descartó, incluso el delegado municipal de seguridad ciudadana de la época habló de la explosión de una tubería en una calle cercana al centro pero también se desechó esta hipótesis. Lo que sí que está claro es que en la ciudad se generó un nivel de histeria pánico sin precedente alguno. 


Pero, ¿Qué fue lo que pasó realmente? ¿Estaban relacionados todos los sucesos desde Campana a Trajano? Existe una larga lista de hipótesis a pesar de que muchas de ellas no se sostienen y otras fueron desechadas por la policía.

La primera hipótesis es la que habla del hombre que portaba un gran cuchillo en la Calle Trajano y que amenazaba a todo el que se encontraba a su paso. Este sujeto fue detenido en el Arenal y la policía encontró el cuchillo en su poder aunque este siempre alegó que lo llevaba por protección y que no lo había sacado. A pesar de ello, este incidente no pudo ser el causante de las avalanchas simultaneas en distintos puntos de la ciudad por lo que aunque pudo ser uno de los sucesos de la noche, no se cree que fuera el único.La segunda de las hipótesis que se barajó por aquel entonces fue la de un toro que se había escapado de la Plaza de la Maestranza. Esto resulta inverosímil puesto que ninguna res se escapó de dicho emplazamiento aquella noche, y aunque el rumor corrió entre los sevillanos, no fue ningún toro el que provocó los incidentes de la Madrugá del 2000.Otra de las historias que se barajaron como hipótesis fue la de que reventaron las conducciones de gas o agua de la zona, hecho que fue desmentido por los informes de EMASESA y Sevillana de electricidad, que probaron que no se había producido ninguna avería en sus instalaciones en la zona donde se habían sucedido los incidentes.Aquella noche también se habló de una persona pegando tiros con una pistola pero la policía dijo que las sillas cerradas con rapidez y tiradas al suelo producían un sonido idéntico a los disparos. Por lo tanto, lo que realmente se escucharon fueron las sillas de tijera de madera de la carrera oficial al cerrarse.Existe una teoría que vincula los incidentes de esa noche en Sevilla con la película “Nadie conoce a nadie”, donde se hace una recreación de algunas de las escenas e incidentes sufridos. Se habló de un grupo de sevillanos que quisieron llevar uno de esos juegos de rol a las calles de Sevilla aquella noche. Apoyando esta hipótesis, la policía local interceptó varios mensajes en la facultad de matemáticas que decían que iba a pasar algo en la madrugá de ese año aunque posteriormente esta línea de investigación fue descartada por la policía.También se tuvo en cuenta un posible boicot de la Policía Local, que estaba enfrentada con el Ayuntamiento de Sevilla por desacuerdos acerca de un convenio. Dicho boicot pudo consistir en que varios policías locales, comunicados mediante SMS, iniciaron las avalanchas en diferentes puntos del centro de Sevilla. Con esto estarían buscando hacer ver al Ayuntamiento lo que podría pasar en Sevilla si no se aceptaban las condiciones laborales que pedían los agentes de la Policía Local.Por último, existe la teoría de la existencia de un grupo de jóvenes sevillanos pertenecientes a familias acomodadas y de la élite sevillana que, coordinados a través del teléfono móvil, buscaron sembrar el pánico entre los fieles mediante gritos de alarma, desatando de esta forma la histeria entre los asistentes a las procesiones en diferentes puntos de la ciudad. El alcalde de Sevilla de aquel entonces, el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín acusó directamente a “grupos de niños pijos vinculados a la extrema derecha” que trataban de poner en evidencia al Consistorio socialista. Muchos afirman haber visto pequeños grupos organizados, compuestos por entre unas treinta a cincuenta personas aproximadamente, que fueron las que llevaron a cabo este “experimento” tal y como ellos mismos lo autodenominaron. Que éstos tuvieran algún contacto dentro de la policía y aprovecharan ciertas informaciones parece algo probable, de ahí que ambas hipótesis resulten estar relacionadas y que, por ese mismo motivo, el caso no haya trascendido y la policía haya guardado silencio y discreción al respecto.


La investigación policial en aquel año concluyó que no había pasado nada que justificase estos actos. El silencio se cernió sobre el caso y 13 años después no se sabe nada de lo que pasó a ciencia cierta ese día en Sevilla. La culpa de los incidentes cayó sobre un hombre apodado “el avispa”, quien fue detenido en el Arenal y en cuyo poder tenía un cuchillo de grandes dimensiones. Pero todo el que vivió aquella fatídica madrugá en Sevilla sabe que lo que ocurrió fue más allá, escapandosele de las manos a la propia policía local. Las investigaciones no fueron concluyentes para esclarecer los hechos. A partir de este suceso nació el CECOP, un organismo especial de la Policía Local sevillana que sirve para coordinar y analizar, en aras de poner la venda antes de que salga la herida, con más de 2000 policías y medidas de seguridad reformadas, cámaras en tiempo real y dispositivos en zonas vulnerables a aglomeraciones. 

Pero todo ello no impide que la madrugada del Jueves al Viernes Santo del año 2000 nos conmocionara y marcara a los sevillanos, así como a todo aquel que la viviera con pánico aquella noche. La afluencia de público disminuyó considerablemente en los años posteriores, personas que sufrieron la experiencia en primera persona no han vuelto a pasear por las calles de Sevilla en estas fechas. Por supuesto, también hay quien a pesar de haberlo vivido o escuchado se resiste a abandonar la experiencia de vivir cada año la Madrugá sevillana, noche especial y mágica donde las haya, pero siempre alertas, siempre con miedo a que la terrorífica noche del 2000 pueda volver a repetirse.

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