miércoles, 13 de mayo de 2015

HACE 443 AÑOS QUE LOS CRISTIANOS VENCIERON AL INFIEL EN LA BATALLA DE LEPANTO, GRACIAS A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE GRANADA.

Nuestra Señora del Rosario

Siempre he pensado que otra ciudad cofrade distinta a la nuestra habría hecho de la Imagen de Nuestra Señora del Rosario una de las sugestiones devocionales más incontenibles del Orbe Católico. A fin de cuentas, no muchas congregaciones fervientes pueden presumir de darle culto a una Obra con 460 años de historia en el seno de una Hermandad que está próxima a cumplir 520 años, ahí es nada, y que además puede jactarse de ser una de las más antiguas de España, en tanto jamás desapareció ni un mes siquiera y ha tenido constante y continuada vida en estos más de cinco siglos.

Siempre he creído con una firmeza absoluta que Granada no ha sabido tratar con la justicia necesaria la enorme trayectoria de devoción, arte y espiritualidad que se concita en torno a su Imagen del Rosario, un icono bendecido que aúna todo el peso de la historia y el protagonismo de algunas de las hazañas más trascendentales de Occidente. No en balde, a la Virgen que la ciudad le otorgó amores y rangos únicos, le sobran causas y fundamentos para constituir un referente espiritual y cultural sin parangón.

Siempre, siempre, seguiré pensando que la Virgen del Rosario de Granada recoge en torno a sí hitos, jalones y hechos que la encumbran y auspician como una de las más pretendidas Obras Sacras no ya de la ciudad, sino de buena parte de la tradición marianista universal. Y todo ello, y en primer lugar, por su muy extendida advocación, por su pasado casi inverosímil y por ser la protagonista de una festividad cuyo arraigo católico sobrepasa a cualquier otro.

Nuestra Señora del Rosario se constituye como Hermandad, y al tiempo como Archicofradía con más de 120 hermandades sufragáneas o filiales en toda la Archidiócesis en 1492, a auspicios de los mismísimos Reyes Católicos, la Jerarquía Eclesial de la España del momento, y la incipiente y recuperada Iglesia de Granada. A partir de ahí, nobles, reyes, venerables, almirantes, ministros, arzobispos y cardenales y hasta un Papa, desfilan en torno a la Imagen y a las quiméricas hazañas de fe que protagoniza.

Es esta la verdadera Patrona de los Mares y Océanos españoles; la Capitana General de Nuestra Armada, la que estuvo a bordo de la “Santa Lucía” en esa batalla que describió Cervantes como "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros", a la que rezaron Juan de Austria, Andrea Doria o el mismo Álvaro de Bazán. Es por ella por la que un 7 de octubre acabó convirtiéndose en una de las festividades marianas de más alcance en el Mundo, dándole su nombre, y la que inspirara y reforzara al Papa de Trento, a San Pío V.

Nuestra Señora del Rosario nació ya con perfiles aristocráticos legada por una familia noble. Se unió a un ducado, testimonia su mucho patrimonio (cuidado y exclusivo) el empréstito de su gloria y está investida con todos los honores marinos y sacros que ha previsto la Historia de la Iglesia. En definitiva, la Virgen del Rosario de Granada, es un icono religioso de altura artística, comprobada historia más acendrada y rica que ninguna otra y que hace suya la paradoja de que una ciudad sin mar viera y diera con uno de los mayores almirantes y marinos del Mundo, el granadino marqués de Santa Cruz don Álvaro de Bazán, y Ella misma se convirtiera en favorecedora, Patrona y Auxilio de los hombres del mar hispano.

La Virgen del Rosario de Granada reúne condiciones espirituales, estéticas y artísticas que su dilatada historia (que fluctúa en torno a 5 siglos) le procuran. Pero hubo de vérselas con la que por estos lares tiene el timón indiscutible de la ciudad,de la comarca,de la Archidiócesis y más allá si me apuran. Porque si no, llamada a ser el verdadero referente mariano de aquí, cedió el primer puesto a la Mejor Ciudadana, a Angustias. Con todo, la languidez propia de las hermandades de gloria y la inadmisible dejadez  (insólita) vivida a raíz de su Coronación Canónica, la harían primera de las Vírgenes devocionadas tras Angustias. Pero es necesario que el católico (y más aún el cofrade) de Granada entienda la trascendencia, la entidad, la relevancia... la importancia en definitiva de una Imagen que por sí sola, podría escribir las páginas más codiciadas de la historia europea y que en otra ciudad, gozaría del empaque y la magnitud que el tiempo se ha encargado de atenuar en Granada.

La Virgen del Rosario es con diferencia, la más histórica y mítica Imagen Mariana que conozco junto a Guadalupe de Extremadura. Sin leyendas ni fábulas de apariciones; sin inventos con licencias literarias. Sin el paroxismo rayano en la ordinariez de otras tantas. Sin necesidad de romerías de excesos. Es simplemente, un icono de fe que ha protagonizado capítulos de historia que prácticamente ninguno otro puede aducir ni probar y que debe ser motivo de orgullo para el pueblo católico granadino, que ha recibido en herencia cinco siglos de arte, de estética, de patrimonio, pero sobre todo de fe, reunidos bajo esta Virgen dominica a la que hoy consagramos fiesta.

http://laalacenadelasideas.blogspot.com.es/2011/10/nuestra-senora-del-rosario.html

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