jueves, 26 de noviembre de 2015

cofradia del rosario de viveiro


Historia de la "Ilustre y Venerable Cofradía del Santo Rosario o de los nobles" de Viveiro


La "Ilustre y venerable Cofradía de Nuestra Señora del Santo Rosario o de los Nobles" de Viveiro es de las más antiguas asociaciones piadosas de la localidad, pionera de la celebración de la Semana Santa. Su fundación está vinculada con el convento de Santo Domingo - Orden de Predicadores o dominicos - que se estableció en Viveiro a finales del siglo XIII. Los dominicos divulgaron la devoción a la Santísima Virgen mediante el rezo del Santo Rosario, cuya fundación se atribuye a Santo Domingo de Guzmán (1170-1221).

Un testimonio de la práctica y popularidad de esta devoción lo tenemos en la Capilla de Doce, en Santa María del Campo de Viveiro, donde hay dos arcosolios datados en 1506(1). En sus cubiertas está esculpido en piedra el testimonio más antiguo de la devoción al Santo Rosario en nuestra ciudad. En uno, cubre el sepulcro la efigie yacente de Lope Alfonso de Gaymonde(2) de cuyas manos cuelga un salterio(3). En el otro, su esposa doña Aldonça Afonso de Cela, tiene un rosario.

Con motivo de la batalla de Lepanto (7-10-1571), que el Papa San Pío V (1566-1572) atribuyó la victoria a la intercesión de la Virgen del Rosario, se divulgó el rezo de esta piadosa plegaria. El Papa Gregorio XIV (1590-1591) estableció, en 1591, que, donde hubiera convento dominico, se funde en él la Cofradía del Santo Rosario. Sobre esa fecha se constituyó en Viveiro la "Ilustre y venerable Cofradía del Santo Rosario o de los nobles" llamada así por la costumbre de asentarse en ella los funcionarios que ejercían oficios públicos en la villa y comarca. A esta Cofradía se unieron todas las de esta advocación que había en Viveiro. 

Podemos ordenar la historia de esta Cofradía en dos períodos, relacionados con su sede: Primer período, desde su fundación hasta 1851, tuvo su sede en el convento; Segundo Período, desde 1851 hasta 2002; sede, el templo parroquial de Santa María del Campo.

Primer período

La Cofradía tuvo su primera sede en el extinto convento de Santo Domingo, donde disponía de capilla en la que se veneraba la imagen de la Virgen del Rosario donada por el capitán de infantería española don Juan Duttón y Aguiar (1564-1627) y decorada en 1605 por Baltasar García, pintor vecino de Viveiro, reunía cabildo en la sala capitular y paseaba sus procesiones por el claustro.

Sus constituciones, redactadas en dieciocho capítulos, ordenaban los cultos y compromisos de los cofrades, estableciendo como fecha de la fiesta del Rosario el domingo infraoctava del Corpus, celebrándola con solemnes Vísperas a las que acudían los cofrades montados a caballo y vestidos de gala, luciendo vistosos uniformes. Esta institución se hizo cargo de los compromisos que tenían los dominicos de las escenificaciones y procesiones de Semana Santa que eran: "La Vela al Santísimo Sacramento" y el "Sermón de las negaciones de San Pedro" el Jueves Santo; el "Descendimiento", el "Santo Entierro" y "Sermón de la Soledad" el Viernes Santo y el "Encuentro Eucarístico" en la mañana del Domingo de Resurrección. De estos compromisos que se trasmitieron de generación en generación, hoy no se celebran de forma corporativa "La Vela al Santísimo Sacramento" el Jueves Santo y "Sermón de la Soledad" el Viernes Santo.

El "Descendimiento", vulgarmente llamado Desenclavo, desde el siglo XVI hasta 1851, se celebró en el crucero de la iglesia conventual, donde se instalaba un monumental crucifijo articulado, a un lado y otro del Santo Cristo las imágenes articuladas de San Juan y la Dolorosa, y a los pies de la cruz una urna de cristal. Dos frailes, revestidos, subían las escaleras apoyadas en los brazos de la cruz; el Prior, con capa pluvial, recibía el cuerpo de Cristo sujeto por las axilas con un sudario, que bajaban los frailes. Un predicador, desde el púlpito glosaba el misterio de la muerte del Salvador. Acabado el "Descendimiento", se organizaba una procesión por el claustro con el Cristo en la urna, portado por cuatro frailes revestidos, mientras los cofrades, portando hachones, lo acompañaban en dos largas filas, rezando el rosario. En 1687 se produjeron ciertas irreverencias, por lo que a partir de 1687 el "Santo Entierro" desfiló por la calles de la Viveiro a hombros de cuatro cofrades clérigos, revestidos. El "Encuentro eucarístico" es una tradición que heredó la Cofradía de la Soledad, extinta a finales del siglo XVII. Se realizaba, en un principio, en los claustros del monasterio.

Con el tiempo, fue languideciendo la piedad de los cofrades, entre los cuales surgió el desánimo y decayó la asistencia. Sólo se mantuvo la tradición en los compromisos. De 1800 hasta 1851 languideció la vida de la Cofradía; el talante y entrega generosa de algún mayordomo (el presbítero Domingo Lage, fallecido en 1852) y mullidor(Manuel Morales Díaz Tenreiro, fallecido en 1821, padre del que fue rector del Colegio Insigne, Morales Pantoja) mantuvo viva la institución a costa de sus propios recursos. El Convento sufrió dos exclaustraciones. La primera, en el "Trienio Liberal". Por Ley de 25 de octubre de 1820, los frailes fueron desalojados el 14 de julio de 1821. Tan sólo quedaron Fr. José Touriz, Fr. Clemente López y el lego Fr. Domingo Lence. Por Real Decreto de 24 de junio de 1823, fueron restituidos al monasterio el 24 de septiembre de 1823. La segunda exclaustración se realizó el 4 de septiembre de 1835. Los frailes quedaron en Viveiro en casas de feligreses; pero por edicto de 12 de octubre de 1840 se les prohibió usar el hábito y residir en la localidad.

En 1848 la Cofradía redactó nuevas constituciones; la Junta Directiva la presidía el párroco de Santa María de Viveiro, D Joaquín de Soto. Los últimos años en el convento fueron de postración total. Don Ponciano de Arciniega, Vicario de la Diócesis, autorizó el traslado de la Cofradía a la parroquia de Santa María. En 1851, pasó a la parroquia de Santa María del Campo. Ese mismo año el templo conventual fue demolido.

Segundo Período

Desde 1851 hasta 2002, la Cofradía tuvo su sede en el templo parroquial de Santa María del Campo, donde sigue en la actualidad. En los primeros años de esta nueva etapa, de 1851 a 1882, sigue la institución invernando. Don Pedro Casavella Alonso, párroco, en 1882, reunió en la casa rectoral a un grupo de feligreses con objeto de revitalizar la Cofradía. Se nombra Junta Directiva, presidida por él, en la que aparece como contador el presbítero don Manuel Fernández Cao, coadjutor de la parroquia. Don Manuel, sacerdote joven y piadoso, dará a la Cofradía un nuevo impulso.

Con la nueva directiva comenzó a aumentar el número de cofrades y a realizarse actos de culto. Se asumió el compromiso de realizar los sermones tradicionales, el Desenclavo, Santo Entierro, Encuentro Eucarístico, Fiesta y procesión del Corpus y fiesta del Rosario en su fecha actual. Se volvió a cuidar la vida de piedad y la oración; fue el alma de esta etapa de regeneración el coadjutor, don Manuel Fernández Cao.

Don Manuel se preocupó de cuidar la formación religiosa de los cofrades y solemnizar los cultos. Se empezó a celebrar la Novena del Rosario, su festividad y el octavario del Corpus. Se traen eruditos predicadores, hay repique de campanas y los solemnes actos se amenizan con acompañamiento de órgano, tocado por doña Francisca Prieto (Prestó sus servicios entre 1891 y 1898, año en que falleció.). La procesión del Santo Rosario, que se celebra en octubre, la acompaña un bajón y un figle, aunque ignoramos quienes los tañían. La Cofradía dispone de un coro que actúa en las celebraciones litúrgicas y en la procesión del Santo Entierro. La primera banda que acompañó a la procesión del Santo Entierro la dirigió el señor Martínez. A partir de 1880 fue la Banda de Exploradores a cargo de don Juan Latorre Capón.

La nueva Semana Santa

El año de la renovación de la Cofradía y de la nueva Semana Santa fue 1908. En este año se adquirieron nuevos pasos (Cristo Yacente, María al pie de la cruz, Magdalena, San Juan) y mejoró la calidad de las procesiones. Don Manuel Fernández Cao imprimió nuevo estilo que marcó la evolución de la Semana Santa en el siglo XX. Coincidió esta etapa renovadora en la Cofradía con la presencia de otro personaje singular y castizo que sirvió a la Tercera Orden Franciscana, el señor Robustiano. Nuevas cofradías y hermandades aparecieron en los años cuarenta que incorporaron un curioso sistema eléctrico de iluminación. Pasos tallados por los mejores imagineros compostelanos y decorados por José Otero Gorrita, escultor compostelano que estableció su taller en el claustro alto de San Francisco. La Revista Pregón de Semana Santa, artísticos carteles anunciadores, vistosos hábitos, estandartes, insignias, grupos de cornetas y tambores se fueron incorporando a la Semana Santa de Viveiro a lo largo del pasado siglo XX. Todo ello tomó impulso del fervor de un pueblo que no olvidó su condición católica y que, al amparo de la Virgen, sigue la ruta del calvario cada primavera.

La Cofradía hoy

En el año 2002 se redactaron nuevas constituciones, adaptándolas a las disposiciones del vigente Código de Derecho Canónico en las que la Cofradía mantiene sus compromisos. Hoy son más de doscientos cofrades, celebra cultos propios, contribuye a la parroquia con sus limosnas, participa de forma activa en las actividades pastorales y dispone de un rico y amplio patrimonio.
Esta es, a grandes rasgos, la pequeña historia de una institución secular que permanece viva en Viveiro gracias al amparo y tutela de la Santísima Virgen que siempre oye a quien la invoca y nunca abandona a sus hijos que la quieren.

Carlos Adrán Goás


(1) ADRÁN GOÁS, Carlos y F. PARDO de CELA, Santiago, "La Capilla de San Gregorio y la de las Angustias, en Santa María del Campo de Viveiro", pág. 19 a 28, en la revista de Semana Santa "Pregón" del año 2003.
(2) Lope Afonso de Gueimonde fue regidor (concejal) de Viveiro. La indumentaria con la que aparece vestido en la cubierta del sepulcro, corresponde a sus atributos (bonete, espada, libro y salterio).
(3) El salterio es el predecesor del Rosario. Los monjes y frailes, ciegos o que no sabían leer, rezaban en el coro las 150 avemarías, una por cada salmo; de ahí el nombre de Salterio. Luego las 150 avemarías se dividieron en tres grupos de 50 y meditando en cada diez uno de los misterios de: la infancia, pasión y glorificación del Salvador. Cada uno de estos grupos es el Rosario. El papa Juan Pablo II (1978-2005), en 2003, incorporó los misterios "luminosos", cerrando así la contemplación del misterio de Cristo.

El Desenclavo o Descendimiento


Se celebra esta representación, basada en textos evangélicos (Mc 15 41-46; Lc 23 50-55; Jn 19 38-42), en la tarde del Viernes Santo, en el atrio de la parroquia de Santa María del Campo, tras la celebración de los Oficios litúrgicos.

Sobre un tablado, instalado ante el ábside del templo románico, decorado con gualdrapas y de fondo un crespón negro, aparece un Cristo crucificado, de brazos articulados; delante de él, un féretro. A un lado y otro del ataúd, las imágenes de La Dolorosa (siglo XVII) y San Juan (1) (siglo XVII). En los brazos de la cruz, dos escaleras por las que suben cofrades, revestidos de ropa talar. Un grupo de "soldados romanos" (2) custodia la escena.

El Desenclavo o Descendimiento
Frente al tablado, apoyado en la fachada del monasterio de la Concepción, hay un púlpito desde donde el predicador va narrando el misterio de la muerte del Salvador y glosando el relato evangélico. A su palabra, los cofrades, que están subidos a las escaleras, proceden a retirar del crucifijo los atributos de la Pasión (por este orden; INRI, corona de espinas, clavo de la mano derecha, clavo de la mano izquierda y clavo de los pies) para luego bajar con sumo respeto y devoción, sujeto con un sudario bajo las axilas, el cuerpo de Cristo que, envuelto en blanco sudario, el sacerdote, revestido con capa pluvial, deposita a los pies de la Dolorosa, que durante todo el acto no cesa de llorar, y, seguidamente, en el féretro.

De las imágenes que intervienen en este acto, todas anónimas y de diferente época, merece destacarse el Cristo Crucificado de hermosa y delicada talla, cuyo cuerpo no se corresponde con la cabeza, obra sensiblemente posterior que queda disimulada por la peluca de cabello natural (3), y la imagen articulada de "San Juan".

La representación del "Desenclavo", desde el siglo XVI (DONAPETRY IRIBARNEGARAY, Juan, "Historia de Vivero y su Concejo", página 374, A. Santiago, Vivero 1950) hasta el año 1851(APSMV, Constituciones de la Cofradía del Rosario, f. 246v), fecha del traslado de la sede de la Cofradía a la Parroquia de Santa María del Campo, se celebró en el interior del templo conventual de Santo Domingo. La cruz se colocaba al pie de la escalinata que daba acceso a la capilla mayor (PARDO VILAR, FR. AURELIANO, "El Convento de Santo Domingo de Vivero", Boletín del Museo y de la Comisión de Monumentos de Lugo, año 1946.); la imagen de "La Dolorosa", sobre la escalinata y al lado del Evangelio; "San Juan", en el lado opuesto; el ataúd, sobre una mesa y a los pies de la Cruz. El orador ocupaba el púlpito, adosado a la columna del lado del evangelio, donde reposaba el arco toral del crucero.

Es de notar que la cruz de la que pende el Santo Cristo es la misma que se utilizó en el convento de Santo Domingo; era de enorme longitud, para adaptarla a las dimensiones del ábside de Santa María, hubo que cortarla en casi dos metros.

Carlos Adrán Goás
Viveiro, Diciembre 2010


(1) Estas imágenes, que son articuladas, desfilaron antiguamente por los claustros del convento de Santo Domingo, como también por las calles de la ciudad; actualmente tan sólo se utilizan en este acto y en el Encuentro Eucarístico.
(2) Los uniformes de este grupo de soldados, realizados por la sastrería Cornejo de Madrid, se estrenaron en abril de 1985; los escudos son obra de José Veiga Candia.
(3) Parece ser que, a finales del siglo XVIII, realizando este acto en el templo dominico, cayó el Cristo y se le rompió la cabeza; se talló la actual y para disimular la diferente talla se recurrió a colocarle una peluca de pelo natural. La que luce en la actualidad fue adquirida en el año 2009.

El Santo Entierro


La procesión del "Santo Entierro", de clara tradición dominica, es el desfile más solemne y majestuoso que organiza la "Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Rosario". Está basada en el relato evangélico (Mt 27 57-61; Mc 15 42-47; Lc 23 50-55; Jn 19 38-42) y fue, desde los primeros años de la fundación de la Cofradía, su principal motivo procesional. Tiene su estación, actualmente, en la parroquia de Santa María del Campo, en la actual Capilla del Rosario, antiguamente llamada "Capilla de los Dolores" (Donapetry). Desfila en la tarde del Viernes Santo, tras la celebración del acto del "Desenclavo" o "Descendimiento".

Abre la comitiva la cruz parroquial de Santa María del Campo, construida, en su origen, por el platero lucense Pedro Rodríguez Blanco en 1561, a la que se le han realizado multitud de restauraciones y arreglos, principalmente en los siglos XVIII y XIX (1); recientemente, en 2006, por Óscar Joyeros de Viveiro.

Tras la cruz, desfila la imagen de "María Magdalena", obra del escultor valenciano José Tena (1908), donada por doña Esperanza Mosteiro Dopico (2). En esta talla el artista refleja todo el dolor y abatimiento de la mujer que regresa del Calvario, tras el misterio de muerte del Señor. El motivo iconográfico está sacado del cuadro "El regreso del Calvario", obra del pintor francés Etienne Azambre (1859-1935).

Sigue la imagen de "San Juan", barbilampiño, nimbado con aureola radiada de plata bruñida, vistiendo rico y abundante manto de terciopelo. Esta imagen, obra del citado José Tena (1908), fue adquirida por subscripción popular a iniciativa del celoso sacerdote viveirense don Manuel Fernández Cao (3). La aureola radiada es donación de doña Dolores Abadín de Melón(X y Z, artículo citado anteriormente). Esta imagen substituyó a otra del siglo XVII, articulada, que todavía se utiliza en los actos del "Desenclavo" y "Encuentro Eucarístico".

Un grupo de cofrades ataviados con ricos uniformes de soldados romanos (4), los mismos que ya contemplamos en el tablado del "Descendimiento", preceden a unos niños, revestidos con hábito de terciopelo negro y cara descubierta, portando los atributos de la Pasión de Cristo: Dados, INRI, Clavos y Martillo de plata y ébano.

A continuación unos cofrades, cubierto el rostro con capirote, luciendo hábito de terciopelo negro con larga cola, portando estandartes: uno, con el anagrama INRI (Jesus Nazarenus, Rex Iudeorum), otro conSPQR (Senatus PopulusQue Romanus) y un tercero con el estandarte de "La Virgen de la Soledad".

La imagen del "Cristo yacente", escoltado por miembros del cuerpo de la Policía Nacional, es una talla monumental, obra de José Tena (1908) y de gran realismo. Se aprecian las lacerantes huellas de la pasión en el cuerpo exánime de un Cristo, todavía caliente, sin estar afectado por la rígido mortis, reposando sobre rico sudario que cubre el suelo de abruptas rocas. Velan el cadáver cuatro ángeles que portan los atributos de la Pasión, obra de Rodríguez y Puente, de Santiago (1955), sobre andas del mismo autor realizadas el mismo año. Un dato curioso; el coste de la imagen del "Cristo yacente" ascendió a 2.750 reales (5); cada imagen de los ángeles, a 3.000 pesetas. Las andas o trono sobre las que desfila son obra del escultor compostelano Rodríguez y Puente (1955). Esta imagen sustituyó a otra que desfilaba en urna de cristal a hombros de cuatro sacerdotes, revestidos de alba y con estolones. La banda de tambores y cornetas de la "Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Rosario" acompaña el paso.

Sigue "la Cruz de la Soledad" o "Cruz desnuda"portada por un cofrade del Rosario. Se trata de una monumental cruz sin Cristo, sobre cuyos travesaños vuela una rica sabanilla de encaje, recordando el suplicio vacío donde Cristo redimió a la Humanidad.

Desfila a continuación la imagen de la: "La Virgen de la Soledad", escoltada por miembros de la Guardia Civil con uniforme de gala. Esta imagen, vestida con manto de terciopelo negro bordado en plata por las Clarisas de Monforte de Lemos en el año 1989, que desfila sobre trono decorado con flores, flanqueado por cuatro farolas con tulipa, es obra del tallista compostelano don José Rivas y sustituye a otra articulada, que todavía se utiliza en ciertos actos.

Sigue el "Palio de respeto", portado por seis caballeros vestidos con traje oscuro, sin cobijar bajo su techo al Santísimo Sacramento, como señal de duelo por la muerte del Salvador.

Es de notar que en las dependencias de la Cofradía del Rosario se conservan estandartes de diversas épocas y diferente valor artístico. Merece destacarse el decorado al óleo por el pintor Manuel Vidal en 1758 quien, por ser pobre y no poder contribuir de otra manera, lo ofreció a la Cofradía; también, el decorado por don Ramón Barro, célebre pintor vivariense, en el segundo tercio del siglo XX; y el valioso y elegante estandarte actual que data del año 2006(Fue confeccionado en el Escorial y bordado en oro por la "Casa del Bordado").

Una representación de las diversas Cofradías de la Semana Santa de Viveiro, formada por miembros de sus Junta Directiva con su estandarte al frente, desfila en esta procesión.

Por último luce el estandarte de la "Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Rosario" portado por un cofrade vestido de dominico. Este estandarte lo porta un joven, acompañado por dos niños, todos revestidos con hábito dominico confeccionados en Santiago de Compostela en el año 2002 por Casa Lucas.

Cierra el desfile una representación del clero local, presidido por el párroco de Santa María del Campo, revestido con capa pluvial y de otra de las autoridades locales. Hasta hace pocos años seguía, tras la representación del clero, la autoridad de más alto rango, tanto civil, como militar, que estuviera en la localidad y siempre vestida de uniforme oficial de gala y con luto.
La banda municipal de música de Viveiro, tras las presidencias, solemniza el desfile interpretando marchas fúnebres y marcando el ritmo del paso.

Carlos Adrán Goás
Viveiro, Diciembre 2010


(1) Adrán Goás, Carlos; F. Pardo de Cela, Santiago; Kawamura Kwanura, Yayoy, "Cruces parroquiales de la Ribera del Landro", página 93, Instituto de Estudios Viveirenses, Viveiro 2001. 
(2) X y Z, seudónimo del reverendo D. José Pérez Barreiro, en el artículo titulado "La Semana Santa de Vivero" publicado en la Revista "Pregón" del año 1947. Dª Esperanza fue tía del vivariense Padre Manuel Fernández Mosteiro (? 28-06-1954) capuchino exclaustrado, quien, los últimos años de su vida, residió en Viveiro donde fundó y regentó una famosa academia. 
(3) Coadjutor vitalicio de la parroquia de Santa María del Campo de Viveiro; incansable promotor, renovador y organizador de la Semana Santa de Viveiro; popularmente conocido como Manuel de Eduardo. Era natural de Viveiro, hijo de Eduardo Fernández y doña María Cao, vivió en la calle Quiroga. Falleció el día 21 de febrero de 1920, a los 66 años de edad. (Archivo parroquial de Santiago de Vivero, 7º Libro Difuntos, f. 18 v.). 
(4) En 1952 se incorporaron estos soldados a la procesión del "Santo Entierro", cuyos uniformes fueron repuestos en 1985, como dijimos más arriba. 
(5) APSMV, Libro de cuentas de la Cofradía del Santísimo Rosario (1879-1988), sin foliar, cuentas del año 1908.




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