viernes, 6 de marzo de 2015

Via crucis de.la hermandad de la pia

No hay mejor ni más impresionante marco para mantener vivo el Via Crucis a la Cruz del Campo que el lugar en el que nació hace casi quinientos años este ejercicio piadoso: la Casa de Pilatos, desde donde el primer marqués de Tarifa, Fadrique Enríquez de Ribera, quiso replicar los primeros viernes de marzo el que vio en Jerusalén en su peregrinación a Tierra Santa.

Hoy, gracias a la Hermandad de la Pía Unión, que preside el duque de Segorbe y de la que son miembros hermanos y exhermanos mayores, volverá a rememorase el ejercicio piadoso, presidido por el arzobispo, monseñor Asenjo, que por primera vez llega hasta San Esteban, donde se rezarán dos de las catorce estaciones. Primero se celebrará una misa en la capilla de la Flagelación, que dará comienzo a las siete de la tarde para después iniciar el vía crucis partiendo de las galerías bajas del patio central para dirigirse a la plaza de Pilatos y continuar hacia San Esteban.

Se trata de un Via Crucis que conserva sabor, austeridad, respeto y unción al que merece la pena acudir, ante todo por su significado penitencial, pero también por ofrecer la oportunidad de contemplar su discurrir por ese patio central en el que conviven el gótico, el mudéjar, el renacimiento y el romanticismo, en una composición estilística llena de belleza, entre columnas genovesas colocadas por Fadrique y las impresionantes esculturas marmóreas y bustos de la colección de su descendiente, Per Afán de Ribera. En esa estampa podrán ver el paso de la Cruz de las Toallas de los Negritos, del siglo XVII; los estandartes del Santo Cristo de San Agustín, San Juan de Ribera y la Pía Unión, y el relicario con el Lignum Crucis, que portará el prelado.

Previamente, la celebración de la misa ofrecerá otra espléndida visión de la Casa. Tras un arco decorado con yeserías platerescas se accede a la Capilla de la Flagelación, su estancia más antigua, con bóvedas de tercelete y un zócalo de azulejos realizados con la antigua técnica de la cuerda seca. En sus primeros tiempos, el Vía Crucis se celebraba desde la Capilla de la Flagelación de la casa palacio hasta un pilar de la Huerta de los Ángeles, en un itinerario que simbolizaba los 1.321 pasos -997 metros- de la casa del pretorio Poncio Pilatos hasta el Gólgota de la crucifixión de Jesús, entonces con doce estaciones, el recorrido que, según la tradición, la Virgen María hacía diariamente recordando el sacrificio de su Hijo.

Inicio de la Semana Santa

Corriendo los años, el ejercicio piadoso comenzó a discurrir desde la cruz de mármol de la fachada de la casa hasta el Humilladero de la Cruz del Campo -no lejos del anterior lugar de término del mismo- en un hito histórico que se considera el origen de la Semana Santa.

Aquel Humilladero, construido en 1482 por Diego de Merlo, que arropa la cruz realizada por Juan Bautista Vázquez «el Viejo» en 1571, era el fin de un recorrido establecido por primera vez a modo de estación de penitencia con flagelantes, penitentes y nazarenos. Como curiosidad cabe añadir que las cofradías nacientes del siglo XVI hacían sus estaciones anárquicamente hasta los templos cercanos a sus sedes hasta hasta que el cardenal Niño de Guevara, tras el Sínodo de 1604, las obligara a hacer estación a la Catedral las de Sevilla y a Santa Ana las de Triana, creando el germen de la primera carrera oficial de Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario