Viveiro recordó ayer la llega hace 800 años de los franciscanos a la ciudad, una de las órdenes, junto a los dominicos, que impulsó la celebración de la Semana Santa, y que dejó un importante legado, tanto espiritual como arquitectónico y patrimonial.
Los viveirenses celebraron el aniversario con una procesión especial en el que la Venerable Orden Tercera sacó en procesión el paso de La Cena, de 1808, desde la iglesia de San Francisco. La anécdota la puso el pequeño chaparrón que cayó unos minutos antes del desfile, pero que no impidió la salida del desfile.
La celebración coincidió con la Octava del Corpus. De hecho, por la tarde, las calles del casco se llenaron con un tapiz elaborado con flores sobre el que también discurrió la procesión que salió, en este caso, de la iglesia de Santa María.
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