lunes, 21 de julio de 2014

HISTORIA SOBRE EL CALVARIO

La historia comienza con una confesión que hace José Luis Garrido Bustamante, ante el Pregon de la Semana Mayor que tuvo el honor de dar en el año 1990. En el y siempre según sus palabras "me atreví a trasladar a mi pregón de Semana Santa del año noventa páginas escondidas e intimas de mi vida cofrade".
Por eso conté lo de la Macarena.
Y fue una sorpresa para todos. Para mi familia. Para mis amigos cofrades.
Y para mi Hermandad del Calvario a la que debo agradecer el no haberme reconvenido cuando lo supo......
El caso es que nuestro escritor cuando era Diputado Mayor de Gobierno de la Hermandad del Calvario se escapaba todas las Madrugadas para ver a la Macarena, aunque como el dice " la deserción era transitoria, aunque tuviera lugar dentro de la Catedral y aunque se añadieran otro tipo de atenuantes diversos tales como el sigilo, la absoluta ausencia de repercusiones negativas y que el segundo celador general asumía la responsabilidad total durante esos escasos minutos que duraba la ausencia".José Luis Garrido Bustamante lo contó todo en su pregón, porque tenía que desnudarse y entregarselo todo al público, a sabiendas de que esa situación , la del encuentro con la Viirgen no se volvería a producir por muchos motivos, y de esa desazón le salió lo siguiente:
Yo no podre vestir nunca
la túnica macarena.
No porque soy como el árbol
aquel de las hojas secas
el que pusieron adusto
de un árbol verde a la vera.
El renegrido del fuego
el enlutado de pena,
el del ruan y el esparto
de la mayor penitencia.
Pero me atrevo a pedirle
un imposible a mi regla:
que me permita que torne
aunque una vez sólo sea,
entre columnas perdido,
hasta acercarme a la Puerta
que llaman Puerta de Palos
y es para mi Puerta Etérea
cuando a la puerta se asoma
toda la luz macarena.
Y que, otra vez, por ensalmo,
aquella cita volviera,
yo con mi negro de luto,
Ella vestida de Reina,
como en los años huidos
cuando dejaba las huellas
de la Hermandad Penitente
porque tenía que verla,
porque rezaban mis labios
Ave María Gratia Plena,
porque por fuerza tenía
que contemplar su belleza
con las ojeras moradas
con el cansancio en sus venas
pero más guapa que nadie,
más Virgen, más... Macarena.
Pero como la Virgen es así, decidió lo contrario. Y en la madrugada del año 1995 madrugada de lluvia intermitente ocurrió lo siguiente:
El Calvario se echó a la calle a su hora habitual aprovechando una pausa bonacible.
Caminando más deprisa que otras veces, ante un público con paraguas e impermeables, se alcanzó la Catedral. Yo iba en el puesto habitual que ocupo en los últimos tiempos y , al enfilar la nave por la que se sale a la plaza de la Virgen de los Reyes me dió un vuelco el corazón: Allí, en la Puerta de Palos, me estaba esperándo la Macarena.
Fue la noche insolita de las dos Esperanzas. Se quedó el paso de la Macarena, para preservarlo de la lluvia, poco antes de trasponer la puerta y , después de que el Calvario pasara, se hubo de quedar tambien el paso de la Esperanza de Triana porque arreció el agua cuando iba a salir.
Las dos Esperanzas frente a frente. La Virgen retratada en el oro de la Macarena y en la plata refulgente de Triana.
Pero eso fue despues.
Cuando los nazarenos del Calvario desfilaron delante de la Macarena, ella estaba sola, como si estuviera cansada de tanto ajetreo y de la inclemencia de la noche y se hubiera quedado allí haciendo lo que no hace nunca: aguardar que desfilasen ante Ella los nazarenos negros que van detrás. La Macarena se había quedado esperando.
Como os comentaba antes, ¿destino?, ¿milagro?, ¿casualidad?, el caso es que nuestro escritor fue complacido y volvió a tener esa cita con la Macarena que había escrito y pedido en sus versos. Que cada cual juzge y saque sus propias conclusiones.

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