martes, 15 de julio de 2014

Sebastian santos calero califica de "atentados"las restauraciones de las obras que ha hecho su padre

 hijo de Sebastián Santos Rojas, el, también, escultor,Sebastián Santos Calero, se ha revelado contra algunas de las últimasrestauraciones que se han realizado sobre obras de su padre, a las que ha calificado de “atentados”. 

Lo ha hecho a través de una tribuna que publica hoy el diario ABC de Sevilla en el que el hijo del prestigioso artista hace balance de algunas intervenciones que, a su juicio, han desvirtuado la obra de su padre al haber arrasado con las pátinasque éste aplicaba.

La denuncia, explica Sebastián Santos Calero, no viene propiciada por ningún interés más allá que el de hacer justicia y poner en conocimiento estos actuaciones:“No me mueve ningún interés profesional puesto que no me dedico a la imaginería ni a la restauración de imágenes, si me mueve la indignación que como hijo del artista me provocan estos hechos”.

Pone como ejemplo la restauración que en 2009 practicó Enrique GutiérrezCarrasquilla a la Virgen de la Concepción del Silencio“Me produjo una gran tristeza al contemplar cómo había desaparecido después de su restauración la pátina de su rostro y manos”.

El escultor intenta hacer ver a los lectores de ABC que “una cosa es la suciedad y el polvo compactado y otra bien distinta es la pátina que su autor aplicó en su día para envolver y suavizar el rostro”. 

Otra de la restauraciones que critica es la que Silvia Martínez García-Otero y Juan Abad realizaron sobre el Señor de la Cena.“Cuando he visto el Cristo de la cena me he sentido en la obligación de denunciar este tipo de agravios”. 

Ante esto, el artista se lanza una pregunta“¿la ley de propiedad intelectual debería aplicarse en estas ocasiones?, ¿o quizás la comisión de patrimonio? Lo que quiera que sea para evitar estos atentados”. 

No es la primera vez que Sebastián Santos Calero reivindica el maltrato a obras de su padre. Ya lo hizo con el cirineo de Pasiónen aquellos años en los que la hermandad lo tenía escondido y, ni siquiera, permitieron fotografiarlo para el libro biográfico que del genial escultor publicó su propio hijo. 



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