viernes, 11 de abril de 2014

LA PASION VIVIENTE DE DURANGO


La Pasión Viviente de Durango reúne algunas características que la hacen diferente de las demás. Es la única que dura tres días y la única que se desarrolla en un único espacio: la singular plaza de Santa Ana, al lado de la iglesia y el arco del mismo nombre, el último resto de la muralla en la villa vizcaína. Alrededor de 1.500 personas tienen la posibilidad de ver sentadas o de pie una representación que data de comienzos del siglo XVII pero que se ha recuperado en las últimas décadas, y en la que participan 130 personas.

El escenario se reparte en diferentes espacios frente a la fachada del templo y a lo largo de las tres jornadas se representan las diferentes escenas de la Pasión de Cristo según la narra la Biblia. Los organizadores han sabido aprovechar a conciencia las características de la plaza de estilo neoclásico y cuya forma recuerda ciertamente a la platea de un teatro: la base de la puerta de la muralla sirve de tribunal de Pilatos, y los balcones de una casa-palacete adosada hacen de palacio de Herodes, hasta finalizar la última noche con la crucifixión, frente al pórtico.

La Pasión viviente es el acto con más arraigo de la Semana Santa duranguesa y se sirve de su casco viejo como parte de la escenografía. Las funciones, que pueden seguirse desde unas gradas cubiertas, se celebrarán los días 20, 21 y 22 de abril desde las 21.15. El espectador disfrutará del acto sentado en una grada cubierta, al precio de 7 euros. Las localidades se encuentran a la venta en el bar El Arco, situado en el lugar de la representación.

La programación religiosa se completa con el Vía Crucis y la procesión con más tradición de la comarca, la del Silencio. Alrededor de 150 anderos portarán el viernes los once pasos desde el barrio San Fausto hasta al pórtico de la basílica de Santa María a partir de las diez de la noche.

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